La gestión Emocional

Por: Clara Inés Rey Canal

El primer paso para lograr gestionar tus emociones es darte permiso para sentirlas y poder darle nombre a eso que sientes.

Autogestionarse emocionalmente es la capacidad que tenemos de reconocer lo que sentimos, nombrarlo y hacernos cargo para tomar acción.

Puede parecerte unas veces fácil y otras difícil; lo que es cierto es que con un entrenamiento permanente de autoconocimiento y una buena consciencia emocional cada vez va a ser un proceso más natural.

La autogestión emocional se nutre de tres habilidades:

En todo caso, la gestión emocional tiene como requisito fundamental reconocer qué son las emociones.

A partir de la semana 22 de gestación se empieza a formar el cerebro límbico, encargado de regular nuestras emociones. Incluso desde los 7 meses de gestación podemos expresarlas, en especial cuando son displacenteras. Los seres humanos nacemos siendo emocionales.

Las emociones son una respuesta neuro-psicofisiológica ante un estímulo interno o externo que provoca un cambio en nuestro estado y nos prepara para la acción. En ocasiones, si no sabes detectar qué emoción te invade, tu accionar no será el adecuado y podrá traerte conflictos.

Para prevenir esto, debes autogestionarlas. Para que tus acciones te causen bien a ti y a los otros.

Autogestionarse es darte cuenta de lo que te sucede y actuar haciéndote cargo de tus emociones y de lo que puedes provocar en las otras personas.

¿Qué hacer para poder autogestionarte emocionalmente?

Hoy la educación emocional es parte fundamental del desarrollo humano. Las personas líderes requieren no sólo tener el conocimiento, sino también saber gestionar sus emociones y crear empatía con sus equipos de trabajo. Por eso, aquí te dejo los 6 puntos que me parecen esenciales para que comiences con tu aprendizaje emocional.

  1. Trabajar en tu autoconocimiento.
  2. Ampliar tu vocabulario emocional. Existen muchas más emociones además del enojo, la tristeza y la alegría.
  3. Conectar con el cuerpo para entender cómo responde ante cada emoción.
  4. Determinar cuál es el vínculo entre la emoción, el pensamiento y la acción.
  5. Identificar los detonadores o estímulos que están produciendo la emoción
  6. Tener momentos de silenciamiento que te permitan escuchar en tu cuerpo lo que la emoción está reclamando que sea atendido.

Una autogestión emocional nos permite ser conscientes de lo que sentimos para así poder identificar, nombrar y hacernos cargo de tomar las acciones que a juicio personal sean mejor para una situación.

La gestión emocional permite dar respuesta a situaciones y no, reaccionar a ellas, disminuyendo los conflictos y liderando en armonía para el bien común.

La gestión emocional nos regala el gusto de reconocer, nombrar y gestionar aquello que sentimos para ser mejores seres humanos.